Prefiero ser ingenuo a ser malvado

Clara Maylín Castillo

Torvador1
El amor arrastró a Oscar Aguirre a las cercanías de su casa en la Víbora a finales de los años sesenta. Ese guitarrista de Los Zafiros le contagió con el virus de la música. La música se incubó completamente en él a la temprana edad de 12 años.

Ese es, en esencia, el despertar de Manuel Argudín en el cosmos musical, un mundo que recorrería en calidad de aficionado por casi dos décadas. El aprendizaje autodidacto y la interacción constante con amigos apasionados por la guitarra fueron forjando al futuro trovador, quien ha recorrido una línea musical centrada en la canción con algunas aproximaciones al rock y al jazz.

Argudín confiesa ser un enamorado incorregible; de ahí que sus discos “Soy” (1998), “Aroma de invierno” (2000) y “Fúgate conmigo” (2008; nominado a los Premios Cubadisco) estén tan cargados del tema amoroso.

Trovador por excelencia, este hombre se enorgullece de compartir amistad con eminentes músicos como Amaury Pérez Vidal, Frank Fernández, Eduardo Sosa, Kiki Corona y también con Augusto Enríquez, gracias a quien ha estado por estos días en Granma presentando su concierto – conversatorio “Andar la trova”.

Aunque ha cantado en casi todas las provincias de Cuba y en más de diez países, Argudín no vacila para recordar su pasado de hombre simple, en trabajos variados como una empresa distribuidora de alimentos, el departamento de mantenimiento del ICAIC y la Dirección de Deportes, y aun sonríe al evocar los conflictos laborales que le ocasionó el apego a su guitarra.

-¿Cómo entra al mundo artístico profesional?

Yo cantaba en peñas y obtuve premios en Festivales de Música de la FEEM en La Habana. En 1991 el director del Centro Provincial de Música me propuso que pasara a la vida profesional. Tristemente llega el periodo especial y el pueblito donde yo vivía también se deprime económicamente. Ya no existía la posibilidad de importar artistas a la capital y se crea una condición que se llamaba “audicionado por periodo especial”. Incluso me prohibieron trabajar fuera de los municipios de provincia Habana, porque yo era un “audicionado por periodo especial” que respondía a una necesidad local. Tenía un salario maravilloso de 138 pesos mensuales.

-¿Cómo pasa del estatus de “audicionado por el periodo especial” a músico que graba en los Estudios Abdala?

Duré poco tiempo como audicionado. Me hicieron una evaluación y un día la jefa de Programación del Centro de la Música de La Habana me dice “hasta cuándo vas a estar trabajando en Bejucal”. Al tiempo pasé al Centro Nacional de Música de Concierto y después al Centro Nacional de Música Popular, donde hoy soy miembro del Consejo Técnico, uno de los que deciden quién entra y quién no entra.

-Esta semana supe de su existencia como músico y lo primero que escuché fue que para su calidad artística no se la ha dado la promoción que merece.

Eso es absolutamente cierto.

-No entiendo cómo puede ser cierto, teniendo en sus manos el ábrete sésamo del éxito: calidad, vive en La Habana y es amigo de figuras ancladas en la cultura nacional.

No tengo para ti la respuesta que no he podido encontrar para mí mismo. En el 2000 fui a cantar en la clausura del Festival de Música Contemporánea de Camagüey. La noche anterior de mi actuación estuve hablando con un gran trovador cubano amigo mío. Ese día en el hotel donde nos quedábamos estaba Miguel Escalona, un trovador camagüeyano que murió poco tiempo después. Yo había oído hablar de él. Mi amigo me dijo “qué lástima ese hombre”. Yo le pregunté si tenía problemas con el alcohol y él me respondió: “Menos que otros tipos que son muy famosos. Lo que pasa es que desgraciadamente vivimos en un país donde se pueden asimilar veinte orquestas de salsa, pero no más de cuatro trovadores”. En el mundo entero existen personas y agencias de representación artística. Nosotros tenemos una estructura empresarial creada por el Ministerio de Cultura y subordinada al Instituto Cubano de la Música que supuestamente debería hacer ese trabajo, pero no lo hace. Nuestras propias empresas discográficas nunca han tenido los mecanismos de promoción.

-Su amigo afirmaba que en Cuba no se pueden asimilar más de cuatro trovadores; sin embargo, el pueblo conoce a varios ya consagrados (aunque no sean muchos) y a otros que han alcanzado popularidad recientemente, jóvenes incluso, como Tony Ávila y Adrián Berazaín.

Tony Ávila es un hombre de muchísimo talento. Qué pasa, que Tony además de tener en su obra esa zona de la picaresca, de una manera tan ingeniosa, además de tener otras canciones geniales de otro corte, Tony ha tenido un grupo de gente detrás apoyándolo, un respaldo sin el cual no hubiera logrado las cosas que ha logrado.

-¿Usted no tiene representante?

No.

-¿Entonces no le interesa una mejor gestión de presentaciones y promoción?

Tengo una agencia que debería representarme, el Centro Nacional de la Música Popular, pero eso es mentira.

-Otros pertenecen también a esa institución y tienen representantes, porque necesitan trabajar. Ellos viven de la música. ¿Usted no?

Claro que vivo de la música y a todo el mundo le interesa la promoción, pero todo el mundo no sabe cómo encontrarla. ¿Qué sucede en estos tiempos? Representar a un hombre que va a cumplir 53 años, que la música que hace no es atractiva para las mayorías que están acostumbradas a la música más ligera… Me pusiste el ejemplo de Adrián Berazaín. Si tú buscas en su obra verás que predomina la parte del divertimento, de la cosa graciosa, la imagen juvenil, porque no hay un contenido filosófico ni creo que le interese. No son pocos los trovadores que empezaron haciendo cosas serias, profundas, y se dieron cuenta de que ese no era el camino. Tampoco soy el único trovador que ha andado el camino de la canción más profunda y no ha llegado a los lugares que se merece. Te pongo un ejemplo, Santiago Feliú, más conocido, pero que no tuvo la difusión que merecía su obra gigantesca. No fueron pocas las veces que se tuvo que montar en un avión y salir a cantar a otro país porque aquí no ganaba dinero.

-¿Dónde se presenta usted actualmente?

Tengo una peña mensual en la Agencia Cubada de Derecho de Autor Musical en el Vedado y voy a las peñas de los amigos. Soy muy sensible a que me llamen para actividades oficiales. Una de las últimas cosas que hice ahora fue el acto central por el aniversario de la muerte de Chávez. He sido muy tribunero. Eso también te aísla. La gente que está en los circuitos de la música comercial, cuando te ve muy comprometido con las presentaciones en el terreno más político, te aparta un poco.

-Me pregunto si su falta de promoción tiene un trasfondo político.

No lo creo. Aquí si nos ponemos a revisar la promoción de los valores artísticos dentro de la música cubana, sería más fácil buscar los promocionados que los que no lo son, porque los artistas con un trabajo de calidad, con una propuesta interesante, son más los que no han sido promocionados.

-¿Cuál cree usted es la causa?

No lo sé.

-Lleva más de 20 años en ese mundo, es miembro del Consejo Técnico del Centro Nacional de Música Popular, se codea con astros del pentagrama cubano, ¿y no lo sabe?

Juro que no sé. Te diré algo. En el extranjero, la música cubana que se escucha es la de antes de 1959: Celia Cruz, la Sonora Matancera, Benny Moré, y no toda la culpa la tiene el bloqueo. Acuérdate que el trabajo por cuenta propia no incluye a los artistas; tú eres un artista al servicio del Estado y el Estado debería colocarte en los espacios. Pero el bloqueo por un lado, el autobloqueo por el otro, y la ineficiencia por otro, al final cada cual tiene que cargar su propia cruz. Yo no sé cómo funcionan los Centros de la Música en provincia, pero he visto amigos míos decirle a los de la institución por qué me quitas el veinte por ciento de lo que voy a ingresar si el trabajo me lo busco yo. Están ahí para retenerte un por ciento del uno al treinta, y aparte tienes el descuento por pago de impuestos. ¿Tú sabes lo que es la payola?

-No

Es un sueldo que los que están pegaos, que tiene dinero, le pagan a las emisoras de radio y a los programas de televisión para que les saquen su música. Esa palabra se la oí yo a Jorge Gómez, el director del grupo Moncada, un día que estábamos hablando sobre eso. Hay gente que va, le paga al director de un programa y le dice “Esto es lo tuyo. Aquí te traigo un tema nuevo y me hace falta que esté pegao dentro de tres días”.

-¿Cuánto cuesta la difusión en esos términos?

No sé, porque gracias a Dios me mantengo a una distancia tan grande de todo eso… La pureza de espíritu se paga muy caro. Muchas veces mis amigos me dicen que tengo 53 años y que soy un tipo infantil, que soy demasiado ingenuo. Pero yo prefiero ser ingenuo a que me digan que soy un malvado, un metecabeza.

-¿Usted siguió el Congreso de la UNEAC?

No. Soy miembro hace años y no tengo idea de qué se habló.

-Se enfatizó mucho la necesidad de combatir la banalidad del pseudoarte que entra al país por paquetes (filmes, novelas, shows, música), priorizando en los medios de difusión y el resto de los espacios el arte nacional más válido. ¿Qué opina usted de semejante discurso en las condiciones reales que vivimos?

Hay mucho talento en este país. Muchos se han ido a probar suerte y otros porque no les fue bien han regresado, y cuando regresaron les dieron posibilidades que no tenían otros artistas que se quedaron aquí, sin obviar que mucha de esa gente venía con una obra que tenía una crítica social importante. Alguien dijo que la política es la prostitución de la filosofía. El gran responsable de la divulgación del mal gusto son los medios de difusión, básicamente la televisión y la radio.

-En el Congreso participaron artistas involucrados en los medios.

Mira qué cosa más interesante. La noche en que Amaury entrevista a Digna Guerra en el programa “Dialogar, dialogar”, ella habló durísimo sobre el tema de los medios y lo que están promocionando en cuanto a la música cubana. Inmediatamente, cuando terminó el espacio, pusieron Piso 6 y lo que salió allí era para decirle “Mira, Digna, la razón que tú tienes”.

-Si no sabe lo que se planteó en el Congreso no podría darme una opinión de él.

Mira, yo no sé lo que se trató allí, pero no creo que vaya a ser la solución de absolutamente nada.

-No le noto un sentido de pertenencia a la organización.

Soy miembro de la UNEAC porque tengo un carné que lo dice. Es bonito estar en una organización que agrupa a los artistas cubanos y no me arrepiento. Hay un espacio, por ejemplo, que existe hace como 15 años, “La trova sin traba”. Yo fui el iniciador del espacio. Con el tiempo se fue convirtiendo en otra cosa. Ya tenía incluso la función de recaudar dinero, para lo cual invitaban grupos de música bailable, para que la gente comprara mucho ron y gastara mucho dinero. Hace poco Augusto Blanca y Pepe Ordaz me invitaron a cantar con ellos allí y había una cantidad tremenda de gente emborrachándose sin nadie prestar atención a una palabra, ahí mismo en el Hurón Azul, en el patio de la UNEAC. O sea, si el corazón está dañado, imagínate tú cómo estará el resto de los órganos.

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